Pintor
François Boucher, París, Francia, 1703-1770
TINTA
no sé si podemos contener la tormenta desdoblando las gargantas, día a
día, aquí, los barcos zarpan a lo hondo ya no sé si el horizonte tiene puentes
para cruzar la lluvia del nuevo día el común de la construcción de los horcones
o esta deshora mía de peces ahogados o este amanecer en la desbalanza de sábanas algo en el fondo
el mar se hace granito es como Diógenes disperso inaudible en el tránsito muero
cada día en la jornada infructuosa del pájaro en la boca que me atrapa y sin
embargo los galopes del subjuntivo exhaustas las espuelas de las herraduras la
equitación en las aceras sin la puerta
del cordón umbilical de las escaleras en otro cuaderno el estanque miserable de
la tinta del aullido el umbral apriorístico de la mendicidad de pronto el
sinfín de los días sin asueto como el mal agüero inútil que corroe las entrañas
hasta cavar en grises la olla de presión del almanaque el puñado de aguas de
las sombras que en derredor hacen más grande la fosas de las cicatrices en el dintel de la entraña de las tapicerías sólo ese desierto a
dentelladas mordiendo los pedazos de tormenta que me quedan cuando la tinta
avanza en el cuaderno me quedo con el espantapájaros de las sombras: no me
sirve el código procesal penal ni la pedagogía de las ciencias exactas ni la
prestidigitación del pájaro para el asombro cuando los días vividos caen en el
vaso derruido de la ceniza como esas disformes ramas del trajín (al final la claridad dura un centavo son
más los espejismos que los destellos de la piedra de moler ¿oyes? la vigilia
siempre tiene filo de intemperie nada puede restañarse en las aguas de una
campana sorda a mitad del precipicio esta armonía inalcanzable los sueños
convertidos en hollín de tabanco) Si algo es cierto es que nada es cierto
siempre divagamos en la esquina de la herrumbre sólo con un pie fuera de los
armarios nunca fue dúctil la piel en las botas del conteo del rocío así queda
escrito en las pizarras de la noche en las manos alzadas del montículo
Barataria,
23.X.2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario