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lunes, 6 de agosto de 2012

MOTEL

Imagen tomada de tripadvisor.es



MOTEL




¿Te acuerdas del pajarillo náufrago en el pantano con fantasmas y olores degradados y las miradas excitantes del maniquí? En vez de la ola sobre el litoral, el vaho cunde las hebras de la revelación, azul de hélices en las gotas de la exhalación, altas esferas alrededor del parpadeo. Todos los meses tienen lujuria de cuerpos habitados acordes a la geometría de los pétalos, ahí, el tacto amorfo en la rotación despavorida de la asfixia. (Entre tanto, me gusta ver desde aquí, las telarañas del hacinamiento de la política y los políticos con sus negociaciones, cuánto vale el pago del asombro, la metida de patas en las alambradas, el empecinamiento de la respiración tardía en el centelleo de la nube disfrazada? Acaso, ¿todos estamos desnudos o moribundos? Vos, sofista de teorías en desuso. ¿Qué nos dicen los doctorados obtusos, el exhausto laberinto de la máscara? Al final que nos queda de las operaciones matemáticas, de la luciérnaga en las ingles, del sangrado previo a la esperma: envejecemos como viles mercenarios con cierta fascinación por la nitroglicerina; otros muerden el anzuelo de la cruz a la velocidad de un Jet, sin siquiera darse cuenta de la farsa, esa que ocupa los lugares privilegiados del Estado.) A todo esto añadimos, la poca claridad del cielo que hay dentro de estas cuatro paredes, donde intentamos el próximo orgasmo: pero nos falta el oxígeno de los poros, para el vaivén voluptuoso del trapecio. Con todo este espectáculo, nos llenamos de hambre, andamos de una esquina a otra, como es la costumbre.

Barataria, 06.VIII.2012

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