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viernes, 4 de mayo de 2012

HUÉSPED DE LA BRUMA


Y es que las palabras carecen de hospitales, las ventanas vierten su propia herrumbre,
 abanicos de musgo cruzan la sartén y la mesa, la piedra de leche agria
 sobre la página del cuaderno donde los nísperos pudren el agua
Imagen tomada de Miswallpapers.net




HUÉSPED DE LA BRUMA




Me dices savia donde la bruma agita los sueños circulares de la caverna del tiempo, el clima inaudible del monólogo, la alforja dispersa de la arcilla. Crece la muerte en el río de los ojos, como la mar en espejos desfallecidos, el cuerpo sin ropa en el agua que huye de los mapas, sombras de felinos habitantes, centellas de purulentos vocerío, allí donde el aliento debería tener el mínimo sosiego. Nos casamos de la calma, de los relojes mordidos por los pies. —Lo sé. Y es que las palabras carecen de hospitales, las ventanas vierten su propia herrumbre, abanicos de musgo cruzan la sartén y la mesa, la piedra de leche agria sobre la página del cuaderno donde los nísperos pudren el agua. —Lo sé. Siempre nos ocupó la carpintería de los desasosiegos, la cerradura hosca en el onomástico, ese doble oráculo del bizco, la tinta ilegible del enjambre de los escapularios. (Terminamos por ser parte del cansancio y la deshora.) Algo nos dice, después de todo, que ya no somos los mismos: el páramo nos devuelve la identidad; dentro de la fosa del letargo, hay días irrecuperables. Llueven cucharas vacías en la memoria; absorto en mi propia piedra, desciendo hasta el día total copioso de trenes grises. Decir más, es anhelar un reino imposible, donde vos y yo ya no cabemos, donde vos y yo, no podemos reconstruir los sueños. Al romper el puente, se han roto también las aguas, la voracidad de lo efímero nos devela. Por fin tener sentido la perpetuidad de la bruma dentro de nuestros calcetines.

Barataria, 01.V.2012

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  2. André,
    Las veces que he entrado en tu BLOG me he sentido como esa cucaracha que se atisba en el microrrelato… Preguntándome ¿qué hago yo aquí? Soy mísera, soy la nada rebozada en arena de sangre, crujiente y efímera como las pompas de jabón. Exultante por un día y el resto podredumbre.
    Me quito el sombrero y reverencio Barataria y sus fragmentos. Besos,
    Ann@ Genovés

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  3. Anna, así es la poesía, o al menso eso creo: dar una idea totalizadora del mundo y de mi mundo, que es en definitiva la forma en que yo lo percibo. Desde luego me siento honrado al dejar tu huella aquí y saber, que lo que se escribe tiene resonancias en otras latitudes.

    Muchas gracias con un gran abrazo.

    André Cruchaga

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