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jueves, 29 de marzo de 2012

LA VOZ EN EL ACUARIO

Cuando busco la luz, adentro, mi rostro debajo de las piedras, crecen
los vientos del lobo pervertido del aliento, el sedimento violento
de la noche de los escarabajos, el mercado con su relincho de invierno,
los peces oscuros de las sombrillas, allí donde el pecho se abre a la locura.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





LA VOZ EN EL ACUARIO




Durante la medianoche la voz siega en el acuario, los tantos silencios necesarios para el reposo: las aguas tocan la sombra de las raíces, afuera hay osamentas que lame la boca en el itinerario de la escalera. Cuando busco la luz, adentro, mi rostro debajo de las piedras, crecen los vientos del lobo pervertido del aliento, el sedimento violento de la noche de los escarabajos, el mercado con su relincho de invierno, los peces oscuros de las sombrillas, allí donde el pecho se abre a la locura. —Es locura esta agua estancada, casi quemada, invisible; pero sorprende cuando los sedimentos suben a los párpados de todos los días. Me quedo atónito purificando la vigilia, las tablas de multiplicar endurecidas de las retinas, la escarcha de las alas sofocada por la saliva; después debo lamer los relámpagos que iluminan los huesos. Después el amor, ¡cuánto sudor de poros! Duro mecate la espiga hasta el cielo, el mundo nostálgico en medio de la bruma; ahora me queda controlar el pulso e identificar los objetos despiadados en mi conciencia: la risa, los miedos, el infinito y el futuro cuyo camino es un cuaderno con dudosa caligrafía. En realidad, me conmueven tantos espectros alrededor de mi acuario.

Barataria, 29.III.2012

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