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sábado, 17 de marzo de 2012

DE MI DIARIO INCONCLUSO


Durante el día me eternizo en el zumbido de las palabras, geométricas,
obedientes en los pezones del azúcar: juego siempre con los contornos
de la aldaba, sigilosas las hojas del libro en mis dedos de vertiginoso asombro.
Imagen tomada de la página virtual/city-data.com-forum




DE MI DIARIO INCONCLUSO




Siempre, al amanecer mis libros apiñados, dejados en desorden la noche anterior. Los senos aquéllos al ras del agua, como dos cantaros en manantial puro. Aprendiz de la campana del rocío con lengua de derrumbe y consumación; al anticiparme a la materia, adivino la música armada del olfato, los juegos de la brasa en el oficio del ala. Durante el día me eternizo en el zumbido de las palabras, geométricas, obedientes en los pezones del azúcar: juego siempre con los contornos de la aldaba, sigilosas las hojas del libro en mis dedos de vertiginoso asombro. Busco éste o aquél libro, cualquier imagen es mejor que la asfixia, la ficción de vaciar el planeta, aéreas águilas de la transfusión de la locura, pantano la postura del libro, órfico misterio en vendaval de la caligrafía. Ay, Eurídice en mi Hebro, encadenados siempre al tacto del fogonazo…

Barataria, 16.III.2012

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