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lunes, 14 de noviembre de 2011

VOZ INSÓLITA

Imagen tomada de Miswallpapers.net





VOZ INSÓLITA




Cuelga de los aleros la boca vecina de las telarañas del cielo, cuelgan los zapatos sustentados en las tejas, estrecho cabellos sobre la luna negra de las hormigas que pululan debajo de las ratas de la tristeza. Oigo la voz que un día no tenía colmillos, sino suaves vilanos del tamaño del latido: ahora es cierto el peñasco de las ojeras, el amor póstumo invadido por los sombreros del musgo. Quizá desde siempre haya sido así y yo nunca me di cuenta: era, sin duda otro tiempo donde la alegría tenía cara de inocencia y no fingida incandescencia, amenaza rugiente como el paladar duro de los espejos en un matadero de reses. Pese a vos insólita, —piedra nocturna—, sigo creyendo en la vida y no en los funerales, en el pulmón abierto de las gaviotas y no en el soterrado pétalo. Cuando me acerco a lo inmutable, sencillamente pienso en los paisajes: han sido años idénticos a la sombra de mis calcetines, han sido honduras donde me convertí en rehén. Alrededor del instinto, otro mundo sin piedras me habla, otra luz viene como lluvia de piel blanca. Quizá mi tarea es seguir el camino, dejar que los sentidos suban a la próxima estación…

Barataria, noviembre de 2011

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