Soy extraño habitante de los símbolos que prodigan los harapos,
destila aquí, el agua de la noche, la carcajada petrificada del desvelo,
el chorro de la madrugada
en las manos superpuestas del rocío, el barro sajado de la encía,
las alertas desconcertante de la demencia, el vestigio de los horcones,...
Imagen tomada de Miswallpapers.net
A MANERA DE POSDATA
I hope you don't mind hearin' about how I feel
take a look in the mirror 'cause the mirror won't conceal
somethin' ain't ri-ight, you don't want to reveal…
VILLAGE PEOPLE [SOPHISTICATION]
Sobre el mantel quedan las migajas invisibles de la respiración:
el corpus del aliento, el río roto de la garganta, apiñado en el laberinto
seminal de la edad de las legumbres, gasto mi respiración
en la hoguera húmeda de las alcantarillas, insectos de todo tipo
meditan en la penumbra, a veces la luz es un espacio hermético,
forrado con esparadrapos, bocas implacables,
trepando a los manubrios de las carnicerías, a la noche, después
de jugar a la Osa Mayor de la estrella efímera, ámbito levantado
con herraduras, puntos suspensivos de dientes,
balcones de jengibre sin lubricación, el sex shop de las vitrinas,
al otro lado del espejo empotrados en armarios de absurda sequía.
No sé de dónde salió la telaraña de la alegoría, la sordidez
de los escapularios, la ternura amarga del filo,
la comida escarbando en las hormigas,
el ser humano a imagen de los calcetines, las ruedas de la carreta
en el espinazo de los perros,
huyo del regazo que tiene epítetos de bagazo, arde la saliva
en la onomatopeya de la deprecación, el símil en la plenaria
de los cuervos, manos sordas mordiendo la entraña, la desnudez
cruda de la aurora, en la condescendencia extraña del ijar, rescoldo
de la harina en el trasiego de la espina dorsal del témpano,
desafina la aurora cuando los manantiales se han vuelto polvo
y son más los inocentes que los culpables
del estupor, del ahogo en el vendaval del semen.
Soy extraño habitante de los símbolos que prodigan los harapos,
destila aquí, el agua de la noche, la carcajada petrificada del desvelo,
el chorro de la madrugada
en las manos superpuestas del rocío, el barro sajado de la encía,
las alertas desconcertante de la demencia, el vestigio de los horcones,
Dios que arquea sus pupilas ante tanto destino malogrado.
Me quedaré habitando el olvido después de tanto diluvio,
después de tanta miseria en el dintel del recuerdo, pañuelos
desmedidos de sal, hoguera de una ciudad debajo de mis zapatos,
verjas de dudosa herrumbre, estupros de la niebla.
Disfrazamos el circo a semejanza de alimento, la danza de la muerte
en medio de las enredaderas,
las colillas del calendario sobre la muñeca del cuchillo, la leyenda
trasnochada del Cipitío, extraños comensales en sacos de yute,
oscuros bailes de la suciedad en los intestinos: nos tritura la piedra
de moler, habla el búho debajo de las ramas, el óxido de las tinajas,
esta boca invisible en medio de la noche…
Barataria, noviembre de 2011
Tus poemas me impresionan y me causan admiración.
ResponderEliminarTus imágenes son muy fuertes, casi diría surrealistas, y siento que se mueven entre la desesperanza, la miseria e incluso la mentira de la vida.
No es fácil a veces comentar los poemas, llegan a los sentidos y la razón no siempre puede traducir.
Un abrazo.
Mercedes.
Mercedes, muchas gracias por tu visita y comentario. El poema es la palpitación de la vida, de la vida que cada quien vive: hay todo eso que muy bien dicen tus palabras,el ala aterida y, sin embargo palpitante. La herrumbre despreciable, pero necesaria; el fogón oscuro del poema sobre una ladera.
ResponderEliminarUn abrazo,
André Cruchaga