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sábado, 10 de septiembre de 2011

VIDAS SEPARADAS


Nos fuimos haciendo oscuros e invisibles cada vez que el aroma
perdió sus brazos y la respiración, la rama donde el barro padece
las intemperies. Cada quien con sus propias hambres,
alas evasivas a la piel que tanto nos proclama:
hemos acumulado ventanas subterráneas de tanto caminar
en la noche; perdimos el olor del alfabeto cada vez que la saliva
nos hundió en su contacto de piedra.
Imagen tomada de Miswallpapers.net





VIDAS SEPARADAS




Un destino condujo diestramente
las horas,…
JAIME GIL DE BIEDMA




Nos fuimos haciendo oscuros e invisibles cada vez que el aroma
perdió sus brazos y la respiración, la rama donde el barro padece
las intemperies. Cada quien con sus propias hambres,
alas evasivas a la piel que tanto nos proclama:
hemos acumulado ventanas subterráneas de tanto caminar
en la noche; perdimos el olor del alfabeto cada vez que la saliva
nos hundió en su contacto de piedra.
Somos como todas las cosas que perecen frente a los párpados;
y, aunque queramos sobrevivir, puede más la zarza comiéndose
nuestros zapatos. Esta es la única verdad de ser sombras
o piedras, esqueletos sin armadura,
fantasmas habitando la herrumbre de sus propios féretros.

Siempre divagamos en el cuarto menguante de las telarañas;
a través de bodegas de sal, resplandecen necesariamente las estatuas,
los ecos definitivos de la desesperación. Pese a ello,
nada cambia: siguen, allí, en diferentes lugares,
los cuervos colmando la sangre, la piedra puesta en los ojos,
las ausencias como magulladas cárceles,
las vidas separadas disecadas en los cascos del calendario
sin ninguna calle confiable para los transeúntes que caminan
en la monotonía de espejos, restos de vientos y jardines,
las aletas oscuras de los peces.

(Uno no puede fiarse ante la inminente caída del Mercado Global,
ni cantar gloria ante el buitre de la barbarie. Se trata de entender
la fugacidad de los pañuelos,
la estupidez es el ornamento del diario vivir.
¿Por qué preocuparnos de pequeñeces cuando la caverna
se extiende a todo el planeta, cuando el suicidio es la única verdad
que nos reclama? Hurgamos la noche para jugar con las sombras,
eso es todo. Ya sabíamos que dos harapos no pueden cubrir el universo.
El calendario sigue como un bolsillo roto.)

Pasamos el puente, pero no los miedos. Ellos están aquí,
corroyendo la monotonía de los muertos, siguen aquí mostrando
su rostro de ceniza; en otro tiempo,
la claridad hubiese sido posible. Ahora somos vidas separadas
sin remedio: tierra agotada como la levadura en las panaderías,
muros con una mecedora de duelos.
—En el vacío se siente la tortura de las sábanas,
la cruz que drena la acidez de los limones,
el ojo vaciado por el infortunio; los litros de humo se han vuelto
el traje de todos los días. A menudo las palabras indigestan
u oscurecen el amiente como un habano tardío,
junto a un candil esquizofrénico. Sí, a menudo las palabras suenan
a estiércol cuando las mismas emergen del fango
y no del estertor de la harina. Así, pues, debemos acostumbrarnos
a vivir en esta destrucción cotidiana sin más espejos
que las aspas de los cadáveres…

Barataria, septiembre de 2011

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