Y aunque el grito caiga dentro de las aguas, nada se hunde,
ni siquiera las telarañas, el cortejo de diversas máscaras
en el rostro, la sangre sobre la sal de los náufragos.
Imagen tomada de miswallpapers.net
ESTANQUE DEL FOLLAJE VUELTO GRITO
Y aunque el grito caiga dentro de las aguas, nada se hunde,
ni siquiera las telarañas, el cortejo de diversas máscaras
en el rostro, la sangre sobre la sal de los náufragos.
Como cualquiera camino devorando las palabras, los caballetes,
la mesa del destino servida en cada párpado que me amanece
colgado de las puertas. No sé si siempre son así los días aciagos:
los sueños, la nostalgia se tornan espejismo;
lo hondo siempre es un golpe a la ceniza,
hambre de roer las respuestas inútiles, los años muertos
en la esfinge, la boca sombría de los abanicos, la hoguera
de la lágrima alimentada cada día por el duelo.
En el estante de las vértebras, sopla la rotación de los agobios,
el reloj inmolado en la velocidad de los cuchillos,
la sombra que zumba como un bostezo de tormenta
tras el umbral de las ventanas. Siempre hay una salida
para la eternidad: las funerarias con cirios e hijillo; los cortejos
de lágrimas, el desván donde se disfrazan los huesos.
En cada estanque, la sed entera del desgarramiento,
Y las calcomanías del relieve…
Barataria, julio de 2011
Como siempre, enredarse entre los versos que solo tú eres capaz de enhebrar, es toda una experiencia.
ResponderEliminarAbrazos
Marian
Marian, gracias por tus palabras y visita. Siempre me es grato recibirte en este espacio de cielos e hilvanes.
ResponderEliminarUn abrazo,
André Cruchaga