Páginas

miércoles, 4 de mayo de 2011

DESTINO DE TRENES


Cuando el tren me regrese a casa, habrán escapado las ventanas:
la fuga siempre ha sido un remedio de almohadas.
El olvido es un tren donde fluye el abandono: partes de uno,
substancias, epitafios, largas abstracciones de rieles, líquidos
itinerarios donde juegan los vagones su desgaste natural.
FOTOGRAFÍA TOMADA DE TEMUCHO-CHILE-TREN DE LA ARAUCANÍA




DESTINO DE TRENES




I'm coming up only to hold you under
I'm coming up only to show you wrong
And to know you is hard and we wonder
To know you all wrong,…
BAND OF HORSES




Cuando el tren me regrese a casa, habrán escapado las ventanas:
la fuga siempre ha sido un remedio de almohadas.
El olvido es un tren donde fluye el abandono: partes de uno,
substancias, epitafios, largas abstracciones de rieles, líquidos
itinerarios donde juegan los vagones su desgaste natural.
En cada tren, los vagones comparan la brújula del paisaje:
de cara a los recuerdos, me resisto a cambiar el rostro del espejo.

Siempre estoy de paso respirando las palabras que van conmigo:
rieles, calles, adioses, duelos, es lo mismo,
sobre todo cuando no hay razones para quedarse,
salvo el sótano, el asedio de los ataúdes, el límite total del aire
en la boca, todo lo más próximo a los epitafios.
¿Es posible quemar el destino de las palabras, los archivos del hombre,
la miseria del parpadeo con su argamasa de sal,
la topografía del itinerario,
todos los nombres que condujeron a la soledad?

—En el sueño hay distancias de polvo sin alternancias, sentidos
adversos de la dulzura, resúmenes gratuitos de silencio, rostros
demasiado adustos para trepar escaleras;
cuando amanece el sueño ha transpirado todos los maleficios,
la quimera pendular de la ceniza, el sigilo intrépido de los vagones,
las calles líquidas del próximo deseo,
el espejo que siempre me acompaña desde la equidad de la balanza.

(En las estaciones hay otros ojos moribundos iguales a los míos:
negras bodegas de párpados, celdas opacas,
cablegramas que nunca llegaron a sus destinatarios,
dedos amontonados en el esqueleto de las aguas, distancias
del arrepentimiento, indigestiones de una ciudad que ya no existe.)

Siempre hay desesperación en esta fuga permanente:
es un ir incesante hacia los retratos, hacia donde el pájaro
se pierde en el dolor, insectos disecados en los jardines,
alfileres de quemadas ansias, ojales parcialmente cerrados,
caminos duros de todos los días, noches lentas debajo del harapo.
Siempre es una fuga el parpadeo del calendario:
el estrépito de las tijeras, esta condición de peregrino,
la migración irrestañable de los vitrales, —el respiro que cambia
tras los nudos de la ansiedad,
el candil efímero de la llama: los trenes gritan al anochecer,
arrastran cuadernos consumidos, beben los brazos del latido,
endosan los folios de la noche y el día.

Hay un relámpago de silencios en la marcha, los alfileres del frío
desnudan el paisaje, la consigna es ir atardeciendo en los adioses,
como lo hacen los rieles en la hoguera del retumbo,
labios diseminados en la respiración del viento…

Barataria, 04.V.2011

3 comentarios:

  1. Hallo desbordante significancia verbal e inconmensurable sensibilidad en todos y cada uno de los versos.
    Siguen tus poemas asombrandome, y siguo aprendiendo.
    Te celebro este poema

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, amigo poeta, siempre es un gusto recibir tus generosas impresiones. Un abrazo.

    André Cruchaga

    ResponderEliminar
  3. Que lindo tren de mi temuco lleno de lluvia.. tome unas lindas fotos en mi viaje espero pueda compartirlas contigo.. lindo poema como siempre amo tus silencios sujetados con alfileres y pajaros...

    Ledeska

    ResponderEliminar