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lunes, 5 de abril de 2010

PANAL DE LA AMBIGÜEDAD

Me trajeron libros y discursos y los tiré al fuego. La metafísica
Del caos es más cierta que las mismas vallas publicitarias.
Uno ríe con la crueldad del insomnio que producen los zancudos.
Al cabo las sábanas y las habitaciones son fugaces
Para quien no cree en el desvarío de los teoremas.

Autor de la fotografía: José Fernández García







PANAL DE LA AMBIGÜEDAD







All in all it’s just another brick in the wall.
All in all you’re just another brick in the wall.
PINK FLOYD, [THE WALL]






Me trajeron libros y discursos y los tiré al fuego. La metafísica
Del caos es más cierta que las mismas vallas publicitarias.
Uno ríe con la crueldad del insomnio que producen los zancudos.
Al cabo las sábanas y las habitaciones son fugaces
Para quien no cree en el desvarío de los teoremas.
Me he topado a diario con la figura retórica de los cuchillos,
Con la elipsis de las puertas a la hora que se necesitan.
Trepa el aliento de la albahaca a las sienes, azor de cacerolas la alacena
Del azogue, los cuartones mullidos del minuto,
El cántaro sudoroso de los espejos, esta doble alegría de los retratos
En sepia, el cofre del papel disuelto en la piel.
En el nudillo del remanso, los adobes cartesianos de la piel.
Hay que ponerle esparadrapo a los desfiladeros. —Al trasluz, el mechón
De la neblina, la lata crepitante del aullido,
Los acordeones de la espuma adelgazando la canción de las piedras.
Los desastres son tan ciertos como el jadeo desbocado del gozo.
La irreverencia es la única vía para traspasar los rieles fríos
De la beligerancia, las banderas húmedas de los calcetines, el papel
Cebolla de la esperanza, el ajuate en la barbilla de las ingles.
De pronto uno ya no sabe dónde maduran las palabras, en el pecho
O en los escaparates de los mercados sobre ruedas.
Lo cierto es que la niebla borra calles y fotografías. Borra los andenes
Y la esquina del encanto, el parpadeo de lluvia sobre los poros.
Borra el portafolio de los párpados,
El taxi de los paraguas funerarios,
Los pañuelos olvidados de los semáforos, la bufanda de los apremios,
La tapicería del hollín sobre la cara.
Lo cierto es que la luz borra toda claridad posible. Duele la solidez
De lo intangible, el manubrio traslúcido de los colchones,
Esta Nada de los lamentos extendida en la liturgia de los acantilados.
Del barranco de la tristeza cuelgan las palabras más transparentes.
La bóveda de los amarillos afeita la eternidad. Siempre la hoja furtiva
Da tumbos como un pájaro alcanzado por el plomo.
—Ríete si quieres de esta mayéutica babilónica. De la circulación
Sospechosa de las osamentas, de la concurrencia de las bicicletas
Sin pudor ni gloria. Ríete de los ojos atascados en las azoteas,
Del desastre erudito de los gallineros,
De los mensajes inconclusos que salvarán el mundo. Ríete con el humo
Del hip hop, ríete de la nueva condición de las palabras,
De la verdad infalible de los falos, de la ternura del miedo que provocan
Los relámpagos. Ríete de los témpanos de la lealtad,
Ríete. Ríete. Ríete. Ríete.
Ríete de los cofres infinitos de la salmuera.
Ríete de esa desnudez de lagarto de las horas paralíticas.
Ríete en el océano hundido del mimbre.
Ríete de este perro mugriento de las escaleras. Ríete. Ríete…
Barataria, 30.III.2010

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