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viernes, 20 de febrero de 2009

La bestia en llamas-André Cruchaga

Ilustración tomada de Fullfondos





______La bestia en llamas______




Cementerios pétreos vegetan en las carnicerías
De la noche —entre ellos un mundo indeseable.
Pastos gastados, excepto la brizna de ciertas
Municiones en el espejo, frente a la fiebre o al
Espejismo de tanta proximidad siniestra…
Los insectos duermen el horror de las criptas,
Los sueños contados de uno en uno con los dedos,
Las heridas que no curan centímetros de muletas,
El reino de este mundo en siluetas expandido.
El papel no alcanza para tanta caligrafía
En desuso, ni se pueden hacer confetis,
Ni barquitos para vaciar en sus aleros toda
El agua de los mares, las cantinas o el sollozo.
Para qué vivirse entre ciertas funerarias:
Las grandes Bolsas de Valores y sus efectos
Obscenos, el sol negro de las inmobiliarias,
Madoff o Stanford, hundida sal en la metrópoli
Del planeta. La luz es triste sin jardines.
O los jardines desfallecen entre aguas oscuras:
—el tiempo se enciende con la nitroglicerina
De los lirios aparcados en los cementerios:
—ahora, desde luego, ciudades fortificadas,
Amuralladas otra vez, enloquecidas,
Por el vértigo de las estaciones. El amor
Será condenado a vivir entre túneles y cloacas.
¿Quién inventa otro mundo fuera del sistema
Financiero mundial? Hombre y mujer se pierden
En kilómetros de llanto, en la noche de dolor:
—pizarra donde Nasdaq, NYSEC, escriben
Sus estados financieros y convierten en maligno
El hartazgo, la gula y la avaricia…
Huelen a ceniza las cartas de los esperanzadores;
Caen las remesas como la hojarasca
O los pájaros muertos en esos incendios
De Los Ángeles o Australia. Vitrales sin arco iris,
Frente a la hierba sin colores del horizonte.
La fealdad eleva su figura en diapositivas
Convertida en lluvia; las sienes tienen astros
Lacerados a causa de un cielo irreal en los oídos.
¿Quién ofrece peinetas y diademas y brillantina
Para darle un retoque menos artificial
A este mundo vestido de especulaciones?
¿Quién dejará de construir relojes coléricos?
¿Quién aislará los cementerios de los sabuesos?
¿Quién dejará de tiranizar a los sordomudos
En la lengua colgante del Libre Mercado?
Aquí con vos me doy cuenta que poco vale
El alfabeto entre el dócil suspiro del que vive
Muere a pausas en la zozobra de Dios.
¿Quién dona una lectura de los Evangelios
O de la Cartas de Pablo a los francotiradores
Que hacen de la violencia un bosque de deseos?
También los niños preguntan, en el llanto,
Cuando vomitan la leche rancia de esta pesadilla
Que baja a los sueños como un carbón de pecados.
También ellos, aquí, en este santuario de la noche.
Barataria, 20.II.2009

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