Ferdinand Léger
Desvarío en las miradas
Nuestras miradas se pierden
En el desamparo de los gestos
Nuestras palabras deambulan
En los rincones del aire
Duele el alma prisionera
Duelen las cegueras absortas
De los hormigueros
El mármol de la lluvia
El gemido de los sueños
Las venas mojadas
Locas
En su espejismo
Tal vez en otro tiempo
Se revele
Nuestra propia sobrevivencia
El mundo que nos hiere
La cara
La máscara de la esfinge
Que emerge
A nuestro costado
El golpe de brebajes
Que trizan nuestro cuerpo:
Sed de ceniza en el abismo
De los ríos
Desde lo más diáfano u oscuro
Emigran los pájaros
El hueco de la ansiedad
La fatiga de los pasos
Sobre el vaho
Despertamos con una luz soñolienta:
Sostenemos lo efímero
Las sombras arden
En nuestros poros
Junto a la lágrima
Que brota del oprobio
Nuestras miradas se pierden
En otros rostros
En otro abismo de galopes
Donde nacen polvaredas
Y se llora anhelando otros cielos
Uno también nace en las miradas
Lo sabe el cuerpo que palidece
O transpira
Lo saben los girasoles de los ojos
Cuando extienden
Sus párpados
Sobre el césped
O las verjas
Lo sabe la esperanza cuando copula
Lo sabe enero y todos los meses
Lo sabe el rojo
Que arde en la madera
Lo saben las llaves
Que arrancan el cerrojo
De las lágrimas
Lo sabe también la herrumbre
Del sueño
O la brillantez de las espigas
Por último por mirar pagamos un precio
Por hablar otro
Y en ese mirar y hablar
Se deshila la metamorfosis de lo que somos
Hasta terminar como un árbol seco:
Nostalgia de la vida
Emanación de ceniza
Gemido de la llaga
Que nos abre
De par en par
El mundo.El Salvador, Octubre 20 de 2003.
Desvarío en las miradas
Nuestras miradas se pierden
En el desamparo de los gestos
Nuestras palabras deambulan
En los rincones del aire
Duele el alma prisionera
Duelen las cegueras absortas
De los hormigueros
El mármol de la lluvia
El gemido de los sueños
Las venas mojadas
Locas
En su espejismo
Tal vez en otro tiempo
Se revele
Nuestra propia sobrevivencia
El mundo que nos hiere
La cara
La máscara de la esfinge
Que emerge
A nuestro costado
El golpe de brebajes
Que trizan nuestro cuerpo:
Sed de ceniza en el abismo
De los ríos
Desde lo más diáfano u oscuro
Emigran los pájaros
El hueco de la ansiedad
La fatiga de los pasos
Sobre el vaho
Despertamos con una luz soñolienta:
Sostenemos lo efímero
Las sombras arden
En nuestros poros
Junto a la lágrima
Que brota del oprobio
Nuestras miradas se pierden
En otros rostros
En otro abismo de galopes
Donde nacen polvaredas
Y se llora anhelando otros cielos
Uno también nace en las miradas
Lo sabe el cuerpo que palidece
O transpira
Lo saben los girasoles de los ojos
Cuando extienden
Sus párpados
Sobre el césped
O las verjas
Lo sabe la esperanza cuando copula
Lo sabe enero y todos los meses
Lo sabe el rojo
Que arde en la madera
Lo saben las llaves
Que arrancan el cerrojo
De las lágrimas
Lo sabe también la herrumbre
Del sueño
O la brillantez de las espigas
Por último por mirar pagamos un precio
Por hablar otro
Y en ese mirar y hablar
Se deshila la metamorfosis de lo que somos
Hasta terminar como un árbol seco:
Nostalgia de la vida
Emanación de ceniza
Gemido de la llaga
Que nos abre
De par en par
El mundo.El Salvador, Octubre 20 de 2003.
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