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lunes, 4 de febrero de 2008

Noche final_Poema de André Cruchaga

Ilustración: Joan Miró





Noche final





Esta noche está llena de silencios.

“Nosotros, los sobrevivientes”, hacia qué hoyo
Vamos, cargando muertos todos los días.
A menudo despierto en ese sueño sin ojos:
Fin del final, noche de los sentidos,
Donde la sangre hierve de cuervos.
Yo, el sobreviviente, en qué alero de la casa
Debo resguardar la vida, huir
De los murciélagos, saltar las alambradas
De las sombras y escribir azúcar
En el delantal de mi madre.

Ella no sobrevivió y cerró la puerta con llave:
Un día se fue sabiendo el oficio de dar vida;
Se hizo acompañar del rocío hasta el final de sus días,
Su inefable aliento de serenidad,
Su cara de evidente soledad,
Sitiada por el hollín de la carcoma.
Recuerdo los húmedos monólogos de sus ojos
Y la madera de pino ardiendo en la respiración:
La ceremonia final de los relojes,
—así es la vida en la eternidad efímera,
Así es todo el imaginario inocente.

Esta noche gime desvelada en los recuerdos.

Soy ese sobreviviente —no ileso, de un laberinto
De odios y sueños, de musgo y ascuas,
De sospechosos amarillos, de oxidadas ventanas
Que recuerdan pañuelos ondeando
Como banderas, casas vacías
Y un albedrío de espinas:
—diluvio de espinas aterradoras y cascos…
Todos estos años ha sido de altavoces de huesos.
A menudo la transparencia es momentánea
Y equívoca,
Uno termina siendo el meñique del tiempo,
El arrimado a la densidad del búho y las luciérnagas,
El juego natural del planeta,
Maquinaria del grito.

Algo se rompe en la transparencia comercial
De las vitrinas:
—ese algo es la ilusión, símbolo de vida.
Todo termina siendo material para teólogos:
Llámese meditación trascendental o, simplemente,
Un ritual disfrazado de humanidad,
Pues los altares y los púlpitos son apenas,
Un fósforo protocolar en la página etérea del aliento.

Esta noche está llena de silencios…
Fieles candelabros vigilan la lágrima…
Barataria, 04.02.2008.
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