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domingo, 15 de julio de 2007

Espejo sobre pared desnuda_Poema de André Cruchaga

Pintura: Pablo Picasso_Desnudo sentado_1908






Espejo sobre pared desnuda
A syg



Vuelve sobre tus pasos. Cierra despacio la puerta,
Si es que no quedó bien cerrada.
Vicente Aleixandre



No hay amor sin fin,
Ni silencios absolutos;
Nunca el invierno vuela con el agua,
Ni los zapatos calzan el fuego.
El infinito no se desafía con los ojos,
Tampoco vivir es miel interminable.
El desamor galopa con agujas mortuorias.
Los muros del tiempo, oscuros,
Dejan cenizas funerales
Y bodegas de besos enterrados
Junto a un salero de mortajas.

Nada queda de aquellos primeros años:
El vitral de los pezones, la luna sobre el ombligo;
Si acaso, el cielo a caballo
Y los asimétricos espejos de la ternura.

Todos los pájaros volaron en cápsulas
De un abecedario sinuoso. El bosque
Nuestro —la palabra— perdió el temblor,
La semilla y las filas de trementina en su vocabulario.
Nunca imaginé que el lenguaje se agotara,
O se convirtiera en anticuado féretro;
Nunca supe de puertas y ventanas
Cerradas a los ojos. Ciego, aquí,
Sin despertar a una mañana sin sombras,
Con gotas de insomnio, atado
A un rostro de herrumbre.

Uno y otro sueño perdieron sus raíces.
La íntima desnudez sólo es piedra
Y no fuego labrado en el alma,
Y no destino de subterránea alegría.

Todo amor termina o concluye en la niebla.

La voz calla, desfonda la losa de la fuerza;
La madera del alma cruje. La tristeza
Es presente y la alegría póstuma puerta.

Debajo de nosotros, sin embargo, el agua
Sube a otros labios; y el ojo insomne nuestro,
—despierta herida—, quizá en los que vienen,
Sea absoluta comunión de universos,
Y no ese cirio de espesa demencia
Y rendido aliento…
Barataria, 15 de julio de 2007.
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