©Pintura de Joan Miró.
CONTRAPARTIDA
le Temps règne; il a repris
sa brutale dictature. Et il me pousse,
comme si j’étais un boeuf,
avec son double aiguillon.
CHARLES BAUDELAIRE
Al otro lado del aliento de la desnudez,
la hoja que se renueva con la brisa. Una ventana transparente que se agolpa en
las manos, quizás el sigilo de la noche frente al espejo. O, una línea lejana
que el tiempo devora. En tierra, la alegría con esparadrapos, la respiración
hiriente de las oscuridades. (Se nos fue todo, excepto un telegrama de ataúdes
en medio de un manojo de ecos.) Debajo de la pendiente, las cerraduras oxidadas
y sudorosas del disfraz, aquel barniz de sangre del pájaro descompuesto, los días
fríos en trenes de barro. Todo tiene sentido cuando aletea el vacío sobre la
almohada y llueve de remate sobre la corteza de las piedras. En la
contrapartida, el musgo de repente suspendido en la borrosidad de un nombre
vacío. Ahora discierno «el tiempo de las barcas.»
Del libro: «Un fuego desmemoriado», 2020
© André Cruchaga