Páginas

domingo, 22 de agosto de 2021

TIERRA ESTRUJADA

 

© Obra pictórica de Willem de Kooning 


TIERRA ESTRUJADA

  

Antes, antes de la amargura,

antes de que sorbiéramos

un caudaloso cáliz de indigencias boreales,

antes de que amarraran los perfumes,

que en su reverso el sol guardase el hambre,

¡qué alegres caminábamos!

 Elvio Romero

 

Siempre fueron diferentes los ojos frente al afán del ala de los días no vencidos en el tórax. Pero ahora, en la noche, aquella claridad risueña es solo un coágulo que nos habla en voz baja, una boca suprimida en todo los que vive. Una lengua de polvo viste los párpados, un espejo ciego nos desvive, agua lenta que orilla el tiempo. Ahora somos tierra estrujada de hojas secas donde no llega el aire. De aquel cuerpo, las sombras que avanzan a lo postrero, a la sombra llenándose del alma nuestra. En tus ojos veo todavía aquel bosque que llevaba tu risa y la luz como una lluvia ensimismada de peces en la intimidad de tus muslos.

 

De Camino disperso, 2021

©André Cruchaga


viernes, 20 de agosto de 2021

PERPETUIDAD FUGITIVA

 



PERPETUIDAD FUGITIVA

 

 

Sobre la desnudez joven de tu cuerpo,

dos cisnes erectos

quedan cavilando en blancos embelesos,

Judith Teixeira

 

 

Dulce música esa perpetuidad fugitiva del embeleso del horizonte eclipsado en las manos y su resplandor amontonado en el ojo que funde peces y mar. Nada más estremecedor que estar en el litoral y al mismo tiempo en la tierra donde se funde el restallido de los brazos con la llamarada de hambre del oleaje. Esa luz de la desnudez envuelve al infinito del bebedero que se arquea en el aliento: la turbulencia resbala en la piel con ese algo de humedad movediza, al tiempo que se descarrilan los cabellos en la arquitectura de alas del sudor. Sobre el camino dilatado, la sombra de sal ocupa el linaje de la memoria de lo escarpado. Detrás de los cuerpos, el telón del bosque y aquella mezcla de color y tiempo del descenso.

.

De ‘Camino disperso’, 2021

©André Cruchaga


lunes, 2 de agosto de 2021

MIENTRAS VA ATARDECIENDO

 

© Obra pictórica de Willem de Kooning


MIENTRAS VA ATARDECIENDO

  

 

Y mientras se ilumina mi cabeza

ruego por el que he sido en la tristeza

José Hierro

 

 

Voy, por cierto, con la llaga incorporada a mi aliento, envuelto en un apego de niebla, cerradas las puertas de mi casa, entre piedra y maleza, las sombras del suspiro, el ala sobre la tierra, yerma y yerta, frente a la gota de sed fenecida de las cucharas amarillas de la última desnudez. Vuelvo a los caballos de palo que nadie vio cabalgar en los latidos de la lluvia; hay un agua de sangre acuñada en el pecho, un espejo de llanto en la orfandad viva de mis ojos. Mientras va atardeciendo, solo ruego por una sonrisa que me haga descansar en medio de un bosque pronunciado en secreto.

 

De Camino disperso, 2021

©André Cruchaga