Imagen cogida de la red
CUADERNO
DE PIEDRA
En el
cuaderno de la piedra, cava el ojo su corteza de búhos.
Goya en los
toros salvajes de cazador diurno de raíces: sumidas, luz y frente
en la tierra
rumorosa de las sombras.
En las
regiones del entresueño, los dientes donde el cuervo ensucia las bóvedas
del día.
Torpe el dolor desnudo que invade cuanto de blanco tiene la desnudez
derramada en
el zumo del aliento. Debajo de los pasos, quedan los espejos
y el ojo
húmedo que convoca ríos.
(Si algo es firme, la movilidad
del calendario y su historia de reemplazos. Se vive
a la luz transitoria de las
palabras, pero no hay garantías de infinito. Quien vive
en la roca, los ardores
afilados del combate y los nombres insepultos.)
En cada hoja
escribimos los proyectiles de los pájaros.
En cada
alambre desparramado de la tinta, se abre el pez del aliento
y ese braceo
silábico de la sed.
En cada
puerta del grito o el silencio, tantos abismos como palabras: la dureza
no nos hace
un cuadro sinóptico del mundo y sus parpadeos globales.
Barataria,
12.I.2015